Los Argenchinos

Estábamos los estudiantes de cine donde estudiamos cine, ellos hablaban del corto que tenían que presentar, yo estaba para pagar la cuota pero escuchaba sus conversaciones, de repente una compañera comienza su monologo en contra de los supermercados chinos y por extensión sobre los chinos, sabido es el prejuicio de los argentinos por los supermercados chinos y la creciente población china en nuestro buen país pero la futura Riefenstahl fue mas allá y dio un dato aterrador que los oyentes escuchamos con si fuera una profecía del mismísimo Nostradamus: “esta probado que en unos años los argentinos vamos a tener rasgos chinos en los ojos”

Escuche sin sorprenderme, estoy acostumbrado a este tipo de declaraciones, en otros tiempos hubiese argumentado pero sin ganas yo me encontraba y me dije: “Si tan solo supieras”

Los chinos son una civilización milenaria, y como bien escribe Galeano:

“Poco y nada sabemos del pasado de una nación que invento casi todo

La seda nació allí, hace cinco mil años.

Antes que nadie, los chinos descubrieron, nombraron y cultivaron el té.

Fueron los primeros en extraer sal de pozos profundos y fueron los primeros en usar gas y petróleo en sus cocinas y en sus lámparas.

Crearon arados de hierro de porte liviano y maquinas sembradoras trilladoras y cosechadoras, dos mil años antes que los ingleses mecanizaran la agricultura.

Inventaron la brújula mil cien años antes que los barcos europeos empezaran a usarla.

Mil años antes que los alemanes, descubrieron que los molinos de agua podían dar energía a sus hornos de hierro y de acero.

Hace mil novecientos años, inventaron el papel.

Imprimieron libros seis siglos antes que Gutemberg, y dos siglos antes que él usaron tipos móviles de metal en sus imprentas.

Hace mil doscientos años inventaron la pólvora, y un siglo después el cañón.

Hace novecientos años, crearon maquinas de hilar sedaron bobinas movidas a pedal, que los italianos copiaron con dos siglos de atraso.

También inventaron el timón, la rueca, la acupuntura, la porcelana, el futbol, los naipes, la linterna mágica, la pirotecnia, la cometa, el papel dinero, el reloj mecánico, el sismógrafo, la laca, la pintura fosforescente, los carretes de pescar, el puente colgante, la carretilla, el paraguas, el abanico, el estribo, la herradura, la llave, el cepillo de dientes y otras menudencias”*

Sé que mi compañera no le importaría que sus hijos tuvieran rasgos germánicos antes que rasgos orientales a mi no me incomodaría ni en lo mas mínimo que mi descendencia tuviera, aunque sea, unas moléculas de sangre china.

* Eduardo Galeano, Espejos.